sábado, noviembre 28, 2009

Quiero ser una !kung san (III).-













Su organización económica está basada en intercambios según el principio de reciprocidad: Toman según su necesidad y dan sin ninguna regla establecida de tiempo o cantidad.

Por la mañana entre 1 y 16 de los 20 adultos de la banda ¡kung San abandona el campamento para pasar el día cazando o recolectando. Vuelven al atardecer con el alimento que han encontrado.


Todo lo que se trae al campamento es compartido por igual, prescindiendo del hecho de que los receptores hayan pasado el día durmiendo o cazando.

A la mañana siguiente un grupo distinto ( o no) de recolectores sale del campamento y cuando regresa al atardecer, se repite la distribución de alimentos. A la postres, todos los adultos habrán participado en la recolección o caza, y habrán dado y recibido alimentos. Durante largos periodos de tiempo pueden existir considerables desigualdades en la balanza de dar y recibir, pero ello no da lugar a habladurías o acciones especiales.

En este contexto de reciprocidad expresar gratitud por la parte recibida indica que se es un tipo de persona que calcula cuanto da y cuanto recibe.

Richard Lee, autor de The !Kung San: Men, Women, and Work in a Foraging Society y que convivió con ellos y ellas, cuenta como aprendió este aspecto de la reciprocidad gracias a un revelador incidente. Para complacer a los ¡kung con los que vivía, decidió comprar un gran buey y sacrificarlo como regalo de navidad.

Pasó días buscando en las vecinas aldeas bantúes el buey más grande y cebado de toda la región. Finalmente, compró lo que parecía ser un espécimen perfecto. Pero no hubo un solo ¡kung que no le asegurase, reservadamente, que había sido timado al comprar un animal de tan escaso valor. “Naturalmente, nos lo comeremos”, decían, “pero no nos saciará; nos lo comeremos y nos iremos a dormir a casa con las tripas rugiendo”.

Sin embargo, cuando se sacrificó el buey de Lee, resulto estar cubierta de una gruesa capa de grasa. Al cabo del tiempo, Lee consiguió que sus informantes le explicaran el por que le habían dicho que su regalo no tenía valor, aun cuando ciertamente sabían mejor que él lo que había bajo la piel del animal.“Cuando un joven trae tanta carne, llega a creerse un jefe o un gran hombre y piensa que los demás son sus servidores o inferiores. No podemos aceptar eso, rechazamos a quien se jacta, porque, algún día, su orgullo le llevará a matar a alguien. Así, siempre hablamos de su carne como si no tuviera valor. De esta manera ablandamos su corazón y le hacemos generoso".


Antropología Cultural. Marvin Harris

jueves, noviembre 26, 2009

Quiero ser una !kung san (II).-Los hombres cazan de media, cada tres o cuatro días y solo tienen éxito en aproximadamente el 23% de las ocasiones por lo que la caza no es una fuente de energía eficiente para los ¡kung.
Aproximadamente el 10% de los ¡kung tienen mas de 60 años de edad.
Teniendo en cuenta la gran cantidad de carne y otras fuentes de proteínas en su dieta, su buena condición física y su abundante tiempo de ocio, los ¡kung tiene un alto nivel de vida. La clave de esta situación es que su población es baja en relación a los recursos que explotan.
De las aproximadamente 262 especies de animales conocidas por los ¡kung solamente comen unas 80 en base a que solo cazaran aquellas especies que tienen un porcentaje máximo de rendimiento calórico con relación al tiempo que invierten en la caza o recolección.
Las madres ¡kung intentan evitar tener hijos muy seguidos, con el objeto de evitar el peso de transportar dos niños a la vez. Por otro lado los beneficios de tener mas hijos queda bastante reducido debido al agotamiento de las especies animales y vegetales salvajes. Por estas razones la densidad de población no suele superar a una persona por milla cuadrada.
Enfermedades como, paperas, tuberculosis, tos ferina, escarlatina y el vulgar resfriado probablemente tenían menos importancia entre pueblos cazadores-recolectores, como los ¡kung. La capacidad para recuperarse de estas infecciones esta estrechamente relacionada con el nivel general de salud corporal, que a su vez esta muy influenciado por la dieta, especialmente por niveles equilibrados de proteínas.

Antropología Cultural. Marvin Harris

viernes, noviembre 20, 2009

Quiero ser una !Kung San (I).-Los ¡Kung san (El signo ! designa un sonido especial llamado chasquido) son un pueblo de cazadores y recolectores que viven en el desierto del Kalahari a ambos lados de la frontera entre Botswana y Namibia en Africa del sur. Recorren grandes distancias de un campamento a otro en busca de agua, caza y plantas silvestres alimenticias. Solo construyen refugios temporales y tienen un mínimo de posesiones; están bien alimentadas y alcanzan una edad de vida relativamente larga.
Los hombres ¡Kung San están especializados en la caza, mientras que las mujeres ¡kung San están especializadas en la recolección, aunque a veces las mujeres traen animales pequeños al campamento y los hombres ayudan a transportar las pesadas cargas de nueces.
El numero de individuos en un campamento ¡Kung varía de 23 a 40 (con una media de 20 adultos y 11 niños). Los 20 adultos dedican una media de 2,4 días por semana a la caza y la recolección.
Aproximadamente el 60% de las calorías consumidas por un campamento ¡Kung procede de la actividad de recolección de las mujeres. En una jornada media cada mujer regresa con una carga de 15 a 33 libras de nueces, bayas, frutos, verduras y raíces en proporciones que varían de una estación a otra.

Antropología Cultural. Marvin Harris

jueves, noviembre 12, 2009

EN EL CORAZON ETERNA LA SEMILLA DE UN SUEÑO BROTANDO.- Nicoletta
Galeria MAIKA SANCHEZ
26 Nov-16 Dic
Grabador Estevez 9
Valencia
Y aquí un link a su página por si todavia hay alguien que no la conoce.

domingo, noviembre 01, 2009

SHARON OLDS.-
LAS VÍCTIMAS


Cuando mi madre se divorció de ti nos alegramos. Aguantó y
aguantó, en silencio, todos esos años y entonces
te echó, de repente, y sus
hijos lo aplaudieron. Luego te despidieron, y
nos reímos pícaramente, igual que la gente se sonreía cuando
el helicóptero de Nixon despegó de la Pradera
Sur por última vez. Sentimos un cosquilleo
al pensar cómo te quitarían la oficina,
también a tus secretarias,
tus almuerzos con tres whiskys dobles,
los lápices, tus resmas de papel. ¿Recobrarían
también los trajes, aquellos esqueletos
oscuros colgados en tu armario, y las puntas
negras de los zapatos con sus anchos poros?
Ella nos había enseñado a aceptarlo, a odiarte y aceptarlo
hasta que removimos su conciencia para
aniquilarte, padre. Ahora me
cruzo con vagabundos en las puertas, cuerpos
como babosas blancas que resplandecen a través de los jirones de
sus trajes de légamo compacto, las aletas
inmundas de sus manos, el fuego sumergido
de sus ojos, barcos hundidos con sus
faroles encendidos, y me pregunto quién les aguantó y
aguantó en silencio hasta que lo habían
cedido todo y nada les
quedó ya sino esto.


Del libro Los muertos y los vivos. Tremendo